El músculo-esquelético consta de numerosos y distintos receptores sensoriales. Estos receptores son estructuras nerviosas microscópicas especializadas en detectar cambios en magnitudes físicas y traducirlas al lenguaje común del sistema nervioso, cambios eléctricos a través de la membrana neuronal, y transmitirlas a aquellos centros nerviosos que controlan nuestra actividad motora. Hay receptores para cualquier tipo de energía incidente, presión, contacto, tacto, olor, temperatura, sustancias químicas, movimientos, velocidades de movimientos, ángulo de movimientos y otros, y toda esta información llega al sistema nervioso central por medio de fibras nerviosas, parte de las cuales son los propios receptores sensoriales. La información sensorial que va del músculo al sistema nervioso central es tan importante que del total de fibras nerviosas que componen un tronco nervioso muscular, 2/3 son fibras sensoriales aferentes y 1/3 son fibras motoras eferentes. Es más, parte de las fibras motoras eferentes se dirigen a controlar parte de los receptores sensoriales.

 

González Badillo, J. J. y Ribas Serna, J. (2018), Regulación de la fuerza y la potencia muscular, Programación del entrenamiento de fuerza (pp. 88-89). INDE (E.d.)

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