Denominamos glucogenólisis al proceso metabólico por el cual se van desprendiendo moléculas de glucosa del polímero glucógeno para ponerlas a disposición de las necesidades celulares. En el caso del hepatocito, la glucogenólisis se activa cuando es necesario que la glucosa almacenada vuelva a salir al torrente sanguíneo para mantener la glucemia. En el caso de la célula muscular, la glucosa entrará en el proceso de la glucólisis para la obtención de energía. Este proceso es dependiente de la actividad de la enzima fosforilasa, la cual está regulada, como ya hemos visto por varios mecanismos. Un mecanismo hormonal por la concentración sanguínea de adrenalina y la acción de la AMPc, de respuesta lenta y que por tanto no justifica la rápida actividad glucolítica al inicio del ejercicio. El otro mecanismo está mediado por la liberación de calcio desde el retículo sarcoplásmico. Se ha sugerido que el efecto de la adrenalina es más importante sobre la glucogenólisis hepática que sobre la muscular. La fosforilasa se inactiva en presencia de concentraciones elevadas de ATP y de glucosa-6-P.

Uno de los efectos más característicos del entrenamiento de resistencia es la disminución de la oxidación de los hidratos de carbono durante el ejercicio debida a un descenso de la glucogenólisis. Por otra parte, numerosos estudios sugieren que la tasa de glucogenólisis depende de la cantidad inicial de glucógeno almacenado en la célula muscular, de manera que cuanto mayor sea ésta, mayor será la utilización de glucógeno para la obtención de ATP.

 

  1. Fernández Vaquero (2006), Sistemas energéticos en el ejercicio, Fisiología del ejercicio (p. 198). PANAMERICANA (E.d.)

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