Para la población general la frecuencia de entrenamiento recomendable se sitúa en un rango de entre 2 y 5 sesiones a la semana. En sujetos sedentarios o poco entrenados el aumento en la frecuencia de entrenamiento no está siempre asociado con mejores resultados. En estudios a corto plazo parece que, en este tipo de población, 3 sesiones a la semana producen una mayor mejora en el rendimiento que 5 sesiones a la semana (Busso, 2022). En estudios anteriores se había observado que no había diferencias en la mejora en el volumen de oxígeno máximo cuando se comparaban programas de entrenamiento de 2 y 4 sesiones a la semana, aunque la disminución en la frecuencia cardiaca submáxima era mayor cuando se entrenaba 4 veces a la semana (Fox, 1935). Lógicamente, en el caso de deportistas de resistencia para alcanzar los altos volúmenes de trabajo requerido (hasta 800 km a la semana en ciclistas profesionales) es necesario recurrir a un mayor número de sesiones de entrenamiento semanales. En cuanto a la frecuencia mínima necesaria para mantener las adaptaciones logradas con el entrenamiento, parece que reducciones de hasta dos terceras partes de la frecuencia entrenamiento no afectan al volumen de oxígeno máximo o el tiempo hasta la fatiga a intensidades submáximas siempre que se mantenga la intensidad entrenamiento (Neufer, 1989).

 

  1. Pardo Gil (2006), Entrenamiento de resistencia aeróbica, Fisiología del ejercicio (p. 476). PANAMERICANA (E.d.)

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