El corazón, al igual que el músculo esquelético, pierde eficacia y eficiencia a medida que se agota, ya sea debido al entrenamiento o la competición. Si bien se ha estudiado sus efectos en deportes de ultra-resistencia (George, y otros, 2008), no son bien conocidos los efectos en entrenamientos de alta intensidad y corta duración.

Un estudio realizado por Stewart y cols. (2015) se propuso investigar el impacto del entrenamiento de alta intensidad en la motilidad del ventrículo izquierdo (VI) y el ventrículo derecho (VD). Para evaluar esto, se midieron la tensión longitudinal global (GLS) de ambos ventrículos, la torsión del VI utilizando la técnica de speckle tracking (una técnica ecocardiográfica que permite el seguimiento espacio-temporal del miocardio) y los niveles de troponina T mediante análisis de sangre.

En el estudio participaron quince ciclistas masculinos altamente entrenados. Estos ciclistas se consideraron altamente entrenados si habían alcanzado un consumo máximo de oxígeno (VO2max) superior a 60 ml·kg−1·min−1 durante una prueba de ciclismo incremental y si estaban entrenando más de 8 horas a la semana.

Los resultados obtenidos indicaron que el ejercicio de resistencia de alta intensidad aumenta temporalmente el estrés en la pared ventricular, lo que conlleva a anomalías cardíacas funcionales y bioquímicas agudas, cuyas implicaciones a largo plazo son ambiguas. Las alteraciones en la función cardíaca inducidas por el ejercicio fueron especialmente notables cuando se evaluaron mediante la técnica de speckle tracking. También resaltaron que la disfunción cardíaca inducida por el ejercicio y la liberación de biomarcadores ocurren durante el ejercicio de alta intensidad y duración más corta. Sin embargo, no está claro si este fenómeno refleja un proceso de adaptación cardíaca positivo, negativo o neutral.

No obstante, la última revisión, a este respecto (Yue, Wang, Liu, Kong, & Qi, 2022) comparó el ejercicio de alta intensidad contra el de baja intensidad durante la rehabilitación cardiaca en 949 participantes de 22 estudios evaluados. Los resultados indicaron que, el entrenamiento de alta intensidad aumentó en mayor medida el VO2max, además, de menores eventos adversos cardiovasculares que el entrenamiento de baja intensidad.

Incluso los autores concluyen que el entrenamiento tipo HIIT de alta intensidad es seguro para enfermos cardiovasculares. Así, que todo parece que bajo una buena supervisión, y un control adecuado podría ser una opción de trabajo, al menos 2-3 días a la semana en días alternos.

Bibliografía

George, K., Shave, R., Oxborough, D., Cable, T., Dawson, D., Artis, N., . . . Noakes, T. (2008). Left ventricular wall segment motion after ultra-endurance exercise in humans

assessed by myocardial speckle tracking. European Journal of Echocardiography, 10(2), 238-243. doi:https://doi.org/10.1093/ejechocard/jen207

Stewart, G. M., Yamada, A., Haseler, L. J., Kavanagh, J. J., Koerbin, G., Chan, J., . . . S. (2015). Altered ventricular mechanics after 60 min of high-intensity endurance exercise: insights from exercise speckle-tracking echocardiography. American Journal of Physiology-Heart and Circulatory Physiology, 300(8), 875-883. doi:https://doi.org/10.1152/ajpheart.00917.2014

Yue, T., Wang, Y., Liu, H., Kong, Z., & Qi, F. (2022). Effects of High-Intensity Interval vs. Moderate-Intensity Continuous Training on Cardiac Rehabilitation in Patients With Cardiovascular Disease: A Systematic Review and Meta-Analysis. Frontiers in Cardiovascular Medicine, 9. doi:https://doi.org/10.3389/fcvm.2022.845225

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.