Cuando nos enfrentamos a un entrenamiento de fuerza, la sobrecarga aplicada (esfuerzo al que el cliente no está acostumbrado), provocará una serie de adaptaciones a nivel nervioso, endocrino y muscular. Desde el centro de formación fitness Fivestars IGS, nos indican que a corto plazo nos referiremos a adaptaciones inmediatas, es decir, adaptaciones que ocurren al realizar ejercicio y al finalizarlo. A largo plazo, mediante la repetición de sesiones de entrenamiento de forma regular, se producirán adaptaciones crónicas, es decir, adaptaciones que se mantendrán en el tiempo. Para conseguir dichas adaptaciones de forma segura y eficaz, debemos seguir un programa de entrenamiento que permita la consecución de tales cambios de manera progresiva y pautada.

En el ámbito del entrenamiento físico, la sobrecarga óptima se produce debido a la actividad física planificada y adecuada a las capacidades y características de cada persona. El cuerpo y los distintos sistemas fisiológicos, se adaptarán de varias formas para iniciar y mantener esa sobrecarga, tanto a corto como a largo plazo.

 

ADAPTACIONES DEL SISTEMA NERVIOSO

El sistema nervioso (encargado de recibir información, interpretarla y transmitirla), aumentará su actividad produciendo diversos cambios que le permitirán realizar un esfuerzo y mantenerlo.

Algunas de las adaptaciones que se producen a corto plazo es la amplitud del Electromiograma, el cual parece un aumento en el reclutamiento de unidades motoras (motoneurona alfa + fibra muscular) y su frecuencia de descarga. El reclutamiento de unidades motoras, será mayor cuando requerimos mayor cantidad de fuerza. La frecuencia de descarga se relaciona con el número de potenciales de acción por unidad de tiempo. Por lo tanto, cuando nos enfrentamos a una sesión de entrenamiento, se producirá un aumento en el número de unidades motoras reclutadas y en su frecuencia de descarga.

 

ADAPTACIONES DEL SISTEMA ENDOCRINO

Las glándulas endocrinas son las responsables de la producción de hormonas, las cuales son transportadas por la sangre. Algunas de estas hormonas, producirán efectos anabólicos, como el desarrollo del tejido muscular, tales como la testosterona, la horma de crecimiento (GH) y la insulina. Otras provocarán la destrucción del tejido mediante procesos catabólicos. Hormonas como el cortisol. Realizarán este proceso para mantener la homeostasis de la glucosa en el torrente sanguíneo. El aumento de la concentración de adrenalina no solo producirá una mejor respuesta motora, también conseguirá mayor cantidad de ATP disponible, favorecido por la degradación de hidratos de carbono y grasas. La producción de testosterona y GH también aumentará, favoreciendo la síntesis de proteínas, por lo tanto, es un factor imprescindible para el crecimiento muscular.

 

ADAPTACIONES MUSCULARES

Durante la aplicación de una carga, el cuerpo experimentará fatiga debido a la acumulación de metabolitos (hidrógeno, fosfato inorgánico y amoniaco) y la depleción de los sustratos energéticos. Estos elementos están ligados a la vías o rutas de reposición energética, en las que aparece una predominancia del sistema de los fosfágenos y ruta glucolítica. Los esfuerzos realizados requerirán la aportación de energía constante mediante el ATP. Para formar ATP, el ADP debe recibir el grupo fosfato de la fosfocreatina para poder romper de nuevo sus enlaces y seguir produciendo energía. Por lo tanto, los depósitos de fosfocreatina disminuirán durante el ejercicio de fuerza, por lo que será la glucosa la que posteriormente se utilizará para la producción de energía. Según estudios, en el entrenamiento de fuerza, la reposición de ATP se producirá en aproximadamente un 80% mediante la ruta glucolítica.

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