En el articulo anterior tratamos sobre los cuerpos de los atletas de la antigua Grecia, siempre hablando de atletas de sexo masculino en una sociedad eminentemente masculina como era la Griega, la mujer tenía unos roles adjudicados y por supuesto en la practica de las actividades atléticas  le era dificilísimo participar de una actividad física sistemática como el hombre, añadamos a esto  que a la mujer no se la permitía participar en las grande competiciones deportivas y que tenia prohibido su acceso a ellas incluso como espectadoras, salvo una excepción que mas adelante comentare.

Este tipo de perjuicios sobre las atletas femeninas no son patrimonio de sociedades de hace dos mil años sino que han perdurado en muy avanzado ya  el siglo XX. En 1924 leemos lo siguiente en la revista española Aire libre: “Existen agrupaciones deportivas donde grupos de muchachas, llevadas por el prurito de imitar al hombre, cultivan el deporte de su predilección sin excluir el fútbol, el atletismo, el pedestrismo, el ciclismo, etc. Nunca se combatirá bastante a tales instituciones, en las que se consiente a la mujer la práctica de ejercicios que no corresponden a su condición orgánica. Tales métodos pueden acarrear la pérdida de salud si el organismo no está preparado para soportarlos y, si lo está, la creación del tipo marimacho, y no sabemos cuál de los dos extremos es más lamentable”

Si esto era en Europa  bien entrado ya el siglo XX,  no debe extrañarnos que en la antigua Grecia el deporte femenino tuviera escasa relevancia aunque lo había cosa que no podemos decir de otras épocas de la historia.

Si tenemos que remontarnos en el tiempo a los primeros indicios que nos demuestran la participación de la mujer en la práctica deportiva nos deberemos de remontar al segundo milenio en la Creta minoica. Allí podemos ver como las fuentes arqueológicas atestiguan la intervención  de mujeres en distintas manifestaciones deportivas y muy especialmente en las mas característica de todas las disciplinas cretenses, el salto de toro.

Si bien esta actividad se podría inscribir en actos religiosos hay otras teorías que sostienen que estos eran realizados por acróbatas profesionales por lo que tendríamos un espectáculo profano. Pero lo mas seguro es que como es norma en  todo el deporte griego se inscriba en el ámbito religioso, sobre todo si hablamos de deporte femenino, cuyo nexo con el culto se mantuvo de manera mucho mas intensa que en el deporte masculino, dado que la situación social como hemos dicho no permitía en buena medida una evolución hacia la practica profesional, lo que debilitaría la relación deporte –culto como ocurriría en el caso del deporte masculino.

  Los juegos del toro cretenses se han relacionado  con el culto a la Gran Diosa Madre cretense, de manera que saltando sobre el toro las sacerdotisas se ponían al servicio de su diosa, o bien se han interpretado como ritos de iniciación en las cuales podían participar también las mujeres; en el mundo griego, en efecto, el deporte femenino está ligado con gran frecuencia a cultos iniciáticos, como iremos viendo.

Entre la mitología griega de vez en cuando aparecen mujeres practicando algún tipo de deporte, se trata siempre de mujeres excepcionales, que se suelen caracterizar por su masculinidad. El ejemplo mas evidente lo tenemos en el mito griego de Atalanta  que es representada  en una copa de París   tan próximo a ciertos cánones actuales nuestros construidos desde el culturismo; se trata de un cuerpo posible, que quien pintó debió ver y no sólo imaginar, en un atuendo que relega a ridículo el "gran paso" que para la moda  constituyó hace unas décadas el "invento" del bikini. Esta fue una heroína vinculada al ciclo arcaico consagrada a Artemisa y reconocida por sus habilidades para la caza. Según Hesiodo Atalanta era hija de Atamate y Temiste, por lo que se la relaciona con la cultura beocia.

Su padre quería únicamente hijos varones y por eso al nacer Atalanta, la abandonó en el monte Partenio a su suerte. Pudo sobrevivir gracias a que una osa la cuidó y la amamantó, hasta que unos cazadores la encontraron y decidieron criarla.

Una vez que se convirtió en una bella y ágil mujer, Atalanta decidió no casarse y mantenerse virgen para consagrarse a la diosa de la cacería, Artemisa, a quien emulaba con sus acciones. Por ello, Atalanta vivía en el bosque cazando y llegó a ser una de las cazadoras más renombradas de la antigüedad.

Como mujer que era se enfrentó a muchos peligros, como cuando dos centauros Reco e Hileo quisieron violarla, pero pudo defenderse gracias a sus inigualables habilidades y mató a los centauros con sus flechas. Su fama se difundió sobre todo después de participar en la cacería del jabalí de Calidón y después de obtener el premio a la carrera en los juegos fúnebres organizados en nombre de Pelias, donde compitió con Peleo padre de Aquiles, el de los pies ligeros, héroe del ciclo troyano.

Además de estar consagrada a Artemisa, lo que implicaba que debía mantenerse virgen, le predijo un oráculo que el día en que se casara, iba a ser convertida en animal.

 

 Por ello, y para evitar cualquier pretendiente, anunció que su esposo sería sólo aquel que lograra vencerla en la carrera, con la condición de que si ella triunfaba, debía matar a su oponente. Sin embargo, a pesar ddel peligro, muchos lo intentaron e irremediablemente perecieron, porque era invencible, aún cuando les daba alguna ventaja al inicio de la carrera.

Hasta que llegó el momento en que apareció el joven que logró vencer a Atalanta en la competencia. Este apuesto joven llamado Hipómedes decidió probar suerte en la carrera para obtener la mano

e Atalanta, pero tenía una gran ventaja y es que llevaba con él unas manzanas de oro que le había regalado Afrodita, diosa del amor, y que procedían del jardín de las Hespérides, y con ellas engañó a Atalanta; cada vez que la joven le iba a dar alcance, Hipómedes dejaba caer una de las manzanas, que Atalanta se detenía a recoger fascinada por su belleza. Mientras ella se distraía con cada manzana que caía, el joven pudo vencerla y así obtuvo su mano.

La pareja muy enamorada vivió feliz durante un tiempo, compartiendo sus cacerías y hazañas. En una de estas persecuciones, los esposos entraron en uno de los santuarios de Zeus, y enamorados como estaban se detuvieron y gozaron de su amor. Zeus montó en cólera por el sacrilegio y transformó a la pareja en dos leones. Aparentemente, los griegos creían que los leones no se cruzaban entre sí, de manera que al convertirlos a ambos en leones, Zeus estaba no sólo quitándoles su condición humana, sino condenándolos a una vida separada.

 Atalanta  es virgen desprecia el sexo y a los hombres, con quienes pretenden rivalizar adoptando comportamientos masculinos. Al respecto es significativo un pasaje del final de la República en el que Platón nos cuenta cómo las almas de diversos personajes van eligiendo nuevas vidas: “el alma de Atalanta, cuando vio los grandes honores de un atleta, no pudo pasar de largo y los tomó para sí”. Atalanta, pues, decide reencarnarse en un atleta, y como un atleta aparece en algunas representaciones.  Atalanta es de gran importancia, pues simboliza la mujer contestaría que se rebeló contra todos los esquemas patriarcales de la Grecia Antigua y logró obtener el respeto de sus contemporáneos así como de la posteridad.

No obstante y a pesar de lo muy masculina que llegara a ser una atleta femenina no se representaba igual a estas en la época arcaica y clásica. La misma Atalanta que se representa como atleta a diferencia de sus homólogos los atletas masculinos no es representada nunca desnuda como ellos apareciendo vestida cuando se trata de representar su aspecto femenino, como en el caso de la carrera contra Hipómenes. Esto se debe en parte a que en el arte de la época arcaica y clásica solo se representaban desnudos por completo al cuerpo masculino y por otro lado la mujer a diferencia de los hombres practicaba por regla general el deporte vestidas.

Así sucedía, en efecto, en la competición femenina quizá más importante de la antigua Grecia, una carrera pedestre (el deporte de competición femenino más extendido en la antigua Grecia) que tenía lugar en honor de la diosa Hera en el mismo santuario en el que se celebraban los Juegos Olímpicos y que conocemos casi exclusivamente por la siguiente descripción de Pausanias (5.16.2-3): “Cada cuatro años tejen a Hera un peplo las 16 mujeres y ellas mismas convocan una competición, los Juegos Hereos. La competición consiste en una carrera para muchachas, no todas de la misma edad, sino que corren las primeras las más jóvenes y después de ellas las segundas en edad y las últimas las muchachas que son mayores. Y corren de la siguiente manera: llevan suelto el cabello y una túnica les llega un poco por encima de la rodilla y enseñan el hombro derecho hasta el pecho. También a ellas les está asignado para la competición el estadio olímpico, pero se les reduce para la carrera aproximadamente la sexta parte de él. A las vencedoras les conceden coronas de olivo y parte de la vaca sacrificada a Hera, y además les está permitido ofrendar imágenes con inscripciones. Y también hay mujeres que prestan ayuda a las 16 que dirigen estas competiciones. Estos juegos de muchachas los hacen remontar también a una época antigua, diciéndose que Hipodamía, para dar gracias a Hera por su boda con Pélope, reunió a las 16 mujeres y con ellas fue la primera en organizar los Juegos Hereos”.

La vestimenta descrita en este párrafo por Pausamias la encontramos reflejada en una estatua de mármol de 1,54 de altura, llamada “la corredora Vaticana”,que podía ser la copia de una estatua originalmente dedicada por una vencedora en los juegos Hereos hacia el 460 a.C. Esa misma vestimenta la podemos encontrar en una estatuilla de una corredora en bronce de procedencia espartana y un vaso ateniense que representa una carrera de velocidad de finales del siglo VI a.C.

Las mujeres desnudas son representadas excepcionalmente, bien cuando practican algún tipo de actividad física especial como la natación o en actos de culto que se realizaban fuera de la vista de los hombres.

Dicho esto veamos la excepción, en el caso concreto de Esparta se ha planteado la posibilidad de que las mujeres practicaran el deporte de manera habitual en las mismas condiciones que los hombres, es decir, desnudas. Porque en Esparta, la mayor libertad de la que gozaban las mujeres con respecto a otros lugares del mundo griego antiguo les permitía realizar una serie de actividades impensables, por ejemplo, para las atenienses, entre las que se cuenta un completo entrenamiento atlético, un rasgo sin apenas paralelos en el mundo griego antiguo. La participación de las muchachas en las prácticas deportivas espartanas era atribuida por la tradición al mítico legislador Licurgo, a quien se nos dice que movió principalmente el deseo de preparar futuras madres que gracias al deporte resistieran mejor los esfuerzos del parto (Plutarco, Licurgo 14.2) y dieran a luz hijos sanos y robustos, como nos dice Jenofonte en la Constitución de los lacedemonios (1.4): “Licurgo…considerando que para las mujeres libres lo más importante era la procreación de hijos, en primer lugar ordenó que el sexo femenino ejercitarse su cuerpo no menos que el masculino, y en segundo lugar estableció para las mujeres, como también para los hombres, competiciones de velocidad y fuerza entre ellas, estimando que de unos padres fuertes nacen asimismo hijos más robustos”.    Y, en general, la ejercitación deportiva y la vida al aire libre de las muchachas espartanas contribuyeron notablemente a que la fama de su belleza y salud se extendiera por todas partes, como bien reflejan las palabras con las que la espartana Lampito es saludada por la ateniense Lisístrata en la comedia homónima de Aristófanes (vv.78 ss.; estamos en el año 411 a.C.): “¡Hola Lampito, queridísima laconia! ¡Cómo reluce tu belleza, guapísima! ¡Qué buen color tienes y cuán lleno de vitalidad está tu cuerpo! ¡Hasta un toro podrías estrangular!

Los especialistas han atribuido al deporte femenino espartano también una función “erótica”, es decir, el entrenamiento físico de las muchachas espartanas en los gimnasios de la ciudad tendría como uno de sus objetivos principales estimular eróticamente a los jóvenes, con la vista puesta en el matrimonio y en la procreación de hijos que contribuyeran a la gloria de la ciudad y la defendieran con las armas. Por eso muchachos y muchachas compartían los mismos lugares de entrenamiento esto lo podemos ver en el cuadro de Degas “Ejercicios de jóvenes espartanos” .

Esto no era objeto de controversia y baste leer la tragedia de Euripides ,Andrómana, en la que Peleo habla con un ateniense cuando afirma que “ni aunque quisiera podría ser casta ninguna muchacha espartana, pues juntamente con los hombres, tras abandonar sus casas, con los muslos desnudos y los peplos sueltos, tienen pistas de carreras y palestras comunes, insoportables para mí”.

 Así vemos como la recatada burguesía de las demás ciudades griegas incluso se horrorizaba de la desfachatez de las jóvenes espartanas, ¿Cómo era posible que las desvergonzadas caminases por la calle mostrando los muslos? Como ya hemos visto Euripides se escandaliza de las hijas de los espartanos que salen de sus  casas y se mezclan con los varones mostrando los muslos y todo este escándalo por la vestimenta un tanto atrevida de las niñas espartanas.

 Porque es cierto: el vestido de las espartanas estaba abierto por el costado hasta la cintura. Los muslos exhibidos, en todo caso, no deben haber sido desagradables porque – en primer lugar – las espartanas eran eximias deportistas y – en segundo lugar – la moralina burguesa todavía nunca se ha escandalizado por el exhibicionismo de las mujeres feas.

Con todo, difícilmente las niñas habrán conseguido sacar de sus casillas a un candidato espartano mostrando un poco de muslos. Los varones de Esparta tenían oportunidades de sobra para calibrar íntegramente los atributos de las jóvenes. La mujer espartana vivía su juventud casi constantemente en el campo de deportes. Generalmente desnuda. Fue la única mujer en toda Grecia que tenía permitido el acceso a los torneos. Excepto las Olimpíadas – a las cuales, por la mojigatería de los demás griegos, no podía asistir – las espartanas participaban de todos los deportes. Todos los años, durante diez días, tenían lugar las gimnopedias en dónde la juventud de Esparta competía y bailaba completamente desnuda.

No obstante, para los mirones bobos la cosa no carecía de riesgos. Las niñas tenían la lengua muy suelta y muy aguda y, en medio de una representación pública, podían tomar a un varón de blanco para destruirlo con burlas y socarronerías. Delante de reyes, éforos, senadores y pueblo en general, el pobre diablo quedaba hecho un estropicio en cuestión de minutos. Indudablemente, un remedio definitivo y eficaz contra la lascivia.  De modo que podemos creerle a Plutarco, a Jenofonte y a Platón cuando nos dicen que la desnudez femenina en Esparta no daba lugar a ningún tipo de comportamientos lascivos. Cuando una mujer tiene la oportunidad de ponerlo en ridículo a uno ante todo un estadio lleno de gente, el portarse como un idiota debe ser bastante peligroso.

Vemos pues que al contrario de los hombres, las mujeres griegas no solían practicar el deporte desnudas, por lo que es poco habitual que se vean representaciones en el arte griego de mujeres ejercitándose desnudas. No existe pues ni en la literatura ni en el arte griego una exaltación de la belleza del cuerpo de las mujeres atletas como ocurre con los hombres.

bemos considerar no obstante que en la antigua Grecia no dejaba de ser una rareza y así también lo era en las representaciones en la pintura y la escultura grecorromana, si podemos afirmar por el contrario que esta bien documentado a lo largo de todo este periodo, desde las saltadoras de toros en Creta hace quince siglos hasta las llamadas chichas del bikini que aparecen en los mosaicos de la villa Siciliana de Piazza Amerina a comienzos del siglo IV a.C. donde se representan practicando diversas actividades deportivas y que son incluso premiadas con la palma de la victoria ,aunque ataviadas con unos escuetos Bikinis y no desnudas como sus colegas los hombres.

  como sus colegas los hombres.

2 pensamientos en “Deporte femenino en la Grecia Clásica

  1. En este escrito cita usted literalmente párrafos enteros de un trabajo mío, sin indicar la fuente de la información. Le ruego que, o bien retire el escrito, o bien índique expresamente su fuente de información.

Responder a Fernando García Romero Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.